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Decir muy suelto de lengua, que los contratos que Fabricio Correa mantiene con el estado no son ilegítimos porque la ley Orgánica del sistema de contratación pública dice, en su artículo 62, que si bien están inhabilitados para celebrar contratos con el estado los familiares de hasta el cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad, éste no se refiere a personas jurídicas, es realmente cínico, patético y lamentable.
Cínico porque no se puede argumentar tamaña barbaridad insultando la inteligencia del pueblo ecuatoriano y ocultando que el mismo cuerpo legal, en su artículo 6, define a los contratistas como "la persona natural o jurídica, nacional o extranjera, o asociación de éstas, contratada por las Entidades Contratantes para proveer bienes, ejecutar obras y prestar servicios, incluidos los de consultoría". Cínico porque esta ley, aprobada por la asamblea de Montecristi allá por Agosto del 2008, fue aprobada por sus propios asambleístas, esos que ahora se niegan a aplicarla desde el "congresillo". Cínico porque no se puede ser tan bajo al hablar de igualdad por todos lados y al mismo tiempo aplicar la ley cuando conviene a los intereses revolucionarios (caso teleamazonas) pero no en otras cuando las ilegalidades se ven desde la Luna. Eso no es igualdad, Presidente, eso es exactamente igual a lo que los gobiernos que tanto desprecia nos han tenido acostumbrados: corrupción.
Patético porque cuando se intenta interpretar antojadizamente la ley, tratando de aparentar legalidad en actos que cualquiera usando simple sentido común entendería como ilegales, se cae en lo ridículo, en lo soso. Jamás he visto al presidente tan incoherente y tan nervioso. Basta analizar un poco la cadena del sábado pasado para saber que vemos a un hombre testarudo, necio, como un adolecente caprichoso, empeñado en mentirnos descaradamente cuando dice que "de ahí se deriva que se refiere solo a personas naturales y no a empresas" ocultando el artículo 6 que mencioné anteriormente donde se definen claramente quienes son los contratistas. Patético que un presidente se dedique a enlodar a periodistas (en la misma cadena) y a insultar de forma grotesca a ex presidentes. Patético e indignarte para quienes esperamos que se rebatan argumentos con argumentos, y no con insultos y bravuconadas propias de cualquiera menos de un presidente que defiende la majestad de su cargo con cárcel y aprehensiones.
Lamentable porque el sistema sigue adoleciendo de las mismas trampas y mañas de las que adolecía cuando reinaba la partidocracia. Lamentable porque a pesar de que es así, se nos intenta convencer de lo contrario con publicidad y primeras piedras, porque además se quiere callar a la prensa independiente de forma inconstitucional. Lamentable porque Ecuador no cambió de época ni de sistema, solo cambió de dueño.
Lamentable porque el pesimismo, con todas estas nefastos hechos, resulta inevitable.
