Creo que alguna vez hablamos sobre esta idea mía de que una relación estable es principalmente una buena amistad. Que dos personas que se aman deben ser amigos y cómplices antes que amantes. El amor por si solo no funciona, necesita actos de valor que los sustenten. Cómo dice Silvio Rodríguez en una de sus canciones "los amores cobardes no llegan a amores ni a Historias, se quedan allí" Y no está permitido quedarse allí, sino seguir.
A ti y a mi nos ha golpeado el tiempo, la rutina, mis miedos, las limitaciones, la ausencia, y muchas miserias más. Pero nunca nos ha faltado el amor. Al menos eso creo yo, ¿No lo crees tú?. Han pasado tantos años y esto que siento en mi pecho cada vez que te veo sigue tan vivo como desde el primer día, o el segundo día, cuando te vi acercarte, llegando tarde (como siempre) al San Marino, a nuestra cita al cine que terminó siendo un concierto de salsa del que tuvimos que salir temprano porque no habías pedido permiso (nunca te confesé que te odié por hacerme salir en medio concierto justo cuando iba a cantar Gilberto Santa Rosa).
Poco a poco construimos historias, quizás no las más interesantes ni las más fabulosas, pero sí las más sinceras y espontaneas. Talvez esta etapa dura que nos ha tocado vivir sea una de estas historias que contaremos alguna vez a los hijos, a los nietos. La ausencia puede ser una prueba dura pero no es la peor de las pruebas ni la más aleccionadora. Lo sé porque he visto amores sortear ausencias prolongadas y salir ilesos. Habremos de contarlo y miraremos atrás y sonreiremos, lo sabes. NO nos tumbarán los malos días.
Si hoy te escribo estás líneas no es porque quiera envolverte en frases vanas ni embelesarte con promesas intrascendentes, tampoco pretendo que al hacer pública esta carta sientas que solo quiero agradarte. La verdad es que solo pretendo escribir por el simple hecho conversar conmigo mismo y plasmar lo que siento en este momento. Escribir casi como leerme desde adentro y plasmar eso en estas letras. Esta es una foto del hoy y el ahora que me tocó vivir.
Hoy te extraño, más que ayer, y eso no es malo, más bien me hace sentir vivo y añade la motivación extra de saber que alguien aguarda por mi y espera que todo me salga bien. Extrañarte es recordar que eres lo mejor que le ha pasado a este eterno transeúnte que solo quiere la tranquilidad de tus brazos y sentir esa energía que nos envuelve cuando nos abrazamos.
Y nada, solo eso. Bien podría titular a este escrito sin pies ni cabeza "Desahogo". Así lo haré.