Me siento en una banca cercana a la imprenta. Cerca de mí, a unos 10 metros, dos chicas consuelan a su amiga quien llora amargamente quien sabe por qué. Yo espero talvez a quien no debo esperar.
El viento sopla fuerte, los árboles hacen caer algunas de sus hojas muertas. Hace frío, muy pronto encenderé un cigarro. Juego con mi celular mientras canto una canción que siempre canto cuando espero, de pronto un perro callejero se sienta frente a mí y me mira con ojos humildes, como ningún perro me ha mirado antes. Yo rehuyo su mirada, la chica que llora amargamente ahora es abrazada por sus amigas, quienes le dicen que pronto pasara, que pronto se reirá de todo lo que le esta pasando, y yo me siento como intruso de una intimidad de confidencia entre esas amigas.
Una de ellas me mira, como diciendo: ¿Y este indiscreto porque esta aquí, no se da cuenta que nos incomoda? Yo siento que debo pararme y buscar otro lugar donde esperar, pero reparo en que ha pasado media hora y ella no ha llegado aún.
Se van, ahora ríen, quizás las lágrimas son un bálsamo natural que emerge solo cuando ha hecho su trabajo por dentro: aliviar, hacer más humana una circunstancia, comunicar una emoción que deja huella.
Han pasado casi 60 minutos y sé que hoy tampoco vendrá, y yo solo pienso en ella más allá de todo, sin importar lo que le cueste a mi camino las horas que perdí de caminar por esperarla, porque sigo pensando que se queda atrás ayudando a quienes la necesitan, sin importarte nada, ni siquiera tu propio camino, porque para ella solo existe un camino y es el del servicio y no permite que nadie te aparte de este.
Mujer que amó más allá de todo, yo la espero como se espera alguien que se sabe que vendrá sin importar lo mucho que tarde. La espero aunque nadie más la recuerde o sepa de sus actos, la espero siempre, y la veré llegar un día, estoy seguro, mas no será hoy.
Llueve. Enciendo un cigarro mientras el perro de ojos tristes se refugia bajo la banca donde estoy sentado pensando en la mujer que prometió regreso. Tiempo después solo camino, no hay nada de que arrepentirse, ni del agua, ni del perro ni de la vana espera, pues de eso esta hecho el tiempo, la vida, la necesidad, el amor.
El viento sopla fuerte, los árboles hacen caer algunas de sus hojas muertas. Hace frío, muy pronto encenderé un cigarro. Juego con mi celular mientras canto una canción que siempre canto cuando espero, de pronto un perro callejero se sienta frente a mí y me mira con ojos humildes, como ningún perro me ha mirado antes. Yo rehuyo su mirada, la chica que llora amargamente ahora es abrazada por sus amigas, quienes le dicen que pronto pasara, que pronto se reirá de todo lo que le esta pasando, y yo me siento como intruso de una intimidad de confidencia entre esas amigas.
Una de ellas me mira, como diciendo: ¿Y este indiscreto porque esta aquí, no se da cuenta que nos incomoda? Yo siento que debo pararme y buscar otro lugar donde esperar, pero reparo en que ha pasado media hora y ella no ha llegado aún.
Se van, ahora ríen, quizás las lágrimas son un bálsamo natural que emerge solo cuando ha hecho su trabajo por dentro: aliviar, hacer más humana una circunstancia, comunicar una emoción que deja huella.
Han pasado casi 60 minutos y sé que hoy tampoco vendrá, y yo solo pienso en ella más allá de todo, sin importar lo que le cueste a mi camino las horas que perdí de caminar por esperarla, porque sigo pensando que se queda atrás ayudando a quienes la necesitan, sin importarte nada, ni siquiera tu propio camino, porque para ella solo existe un camino y es el del servicio y no permite que nadie te aparte de este.
Mujer que amó más allá de todo, yo la espero como se espera alguien que se sabe que vendrá sin importar lo mucho que tarde. La espero aunque nadie más la recuerde o sepa de sus actos, la espero siempre, y la veré llegar un día, estoy seguro, mas no será hoy.
Llueve. Enciendo un cigarro mientras el perro de ojos tristes se refugia bajo la banca donde estoy sentado pensando en la mujer que prometió regreso. Tiempo después solo camino, no hay nada de que arrepentirse, ni del agua, ni del perro ni de la vana espera, pues de eso esta hecho el tiempo, la vida, la necesidad, el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario