Después de un 2008 un poco tenso no me queda más que agradecer profundamente a Dios por seguir respirando y por darme las armas para enfrentarme al mundo.
Pude haber escrito antes pero no quise pues tenía una tristeza verde, del color del árbol de navidad, y no quería escribir algo pesimista sobre esto porque ya lo he hecho antes, además el 2008 no terminaba dignamente.
El año que se fue deja lecciones y eso debería ser suficiente.
El 2009 prefiero empezarlo con optimismo y aunque estamos 21, mi reencuentro con este humilde espacio después de más de un mes de ausencia, me obliga a desear a todos (casi nadie)un excelente año.
A escribir.
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