febrero 19, 2009

Ojos claros

Tengo los días contados. Son exactamente 9826 y los he vivido relativamente bien. Tengo dudas acerca de si todo esto es real, a veces creo que nada de lo que hacemos los seres humanos en este planeta tan insignificante para el universo vale realmente la pena. Suelo pensar que todo esto es solo la punta del iceberg y que bajo el agua existe todo una cotidianidad totalmente ajena a la nuestra: todo un sistema para el cual no somos más que la pecera en un rincón de la casa, o el Second life de algún ente superior.

He leido muchos libros en mi vida, pero rara vez los he comprado yo. La mayoría los he leido en internet, aunque esto me ha costado el ojo seco del que padezco y un isomnio al que no considero un problema (todo lo contrario). No soy un literato erudito, pero al menos completo la "cuota mínima cultural" de la que habló Sabina en una noche de Whiskeis con su biografo -Conversación que luego fue libro- esto es, EL Quijote de la Mancha, Cien años de Soledad, y la biblia.

Y todo era más o menos normal hasta que una tarde de Sábado apareció una chica de ojos claros en la puerta de mi casa. Me pidio que le regalara cinco minutos para que le responda una encuesta. Se los di. Me entregó un papel donde habían al menos 10 preguntas, Leí la primera y respondí en voz alta, ella dijo, en tono de instructora de Pre-Kinder "Bieeen" y empezamos a conversar (debatir) sobre la respuesta. Los originales 5 minutos se convirtieron en 3 hora y nunca pasamos de la primera pregunta.

Debo reconocer que los anteriores 3 parrafos parecieran no tener conexión. Y es verdad pero es que era diciembre cuando la chica de ojos claros toco mi puerta y desde entonces no he dejado de pensar en que no sabemos nada de la vida, que jamás habremos leido lo suficiente y que una persona puede dejarte mucho en que pensar en solo 3 horas.

Si pongo aquí las afirmaciones que la chica de ojos claros lanzó basada en un libro con pasta verde, en la biblia y en algunos recortes de periódicos, podría fácilmente parecer trastocado para la mayoría, sin embargo a mí me parecieron tan cuerdas, tan cuerdas como el argumento de Matrix.

La chica de ojos claros no ha vuelto a aparecer, talvez se subió a su nave y se fue a su galaxia.

febrero 12, 2009

Mujer que camina




No conforme con tus ojos
Te propongo menos cielo, más abrazo
Hace tiempo que te sueño
Y ya no se como explicárselo a estas manos

Que se rompe en el espacio
Cuando pasas simplemente caminando
Cuánta estrella llevas puesta en la silueta
Que me sigue deslumbrando

No es la noche ni el café
lo que me obliga a caminar por esta casa
Esta maldita incomprensión
Que no despega de tu cuerpo la mirada

Sigues siendo irremediable
Imprescindible para todo lo que estalla
Como luna irrepetible
Como viento entre las ramas

Mujer para el sol de mañana
Mujer hasta el borde del alba
Mujer que te pierdo y encuentro
Mujer para afuera, mujer para adentro

Mujer desafiando a los astros
Mujer que camina sin rastro
Mujer que me abrazas el alma
Mujer que me robas...
Mujer que me robas la calma

De tu boca tengo el sueño
Cada noche, cada luna solitaria
De tu pecho el medio sol al horizonte
Que se pierde, que se escapa

Sigo siendo para el fuego y el dolor
Para el miedo y el olvido
No me pidas que defina un corazón
Desatándote el vestido

!MAESTRO!

febrero 09, 2009

Quinto Piso

Para que el Internet valga la pena es necesario bajar la mayor cantidad de material posible y que éste tenga utilidad o al menos nos de una satisfacción personal. Por eso es que semanas atrás decidí bajarme por completo el último disco de Arjona (niños no hagan esto en casa, piratear es malo) para de esta forma descontar la planilla mensual de internet aunque sea con un buen disco, al menos eso era lo que esperaba encontrar, pero no fue tanto así.

De Quinto piso rescato la producción. Se nota que el cambio de sello discográfico cayó en buen momento. La mano de Tommy Torres se hace notar en algunas canciones que de verdad me parecen tan bien logradas que las vuelvo a escuchar, por ejemplo la ranchera Ni tú ni yo, a dúo con Paquita la del Barrio.

La otra cara de la moneda esta en la composición. Arjona es el mismo, sin duda, pero eso es bueno o malo?. Un artista debe entregarnos en cada trabajo algo nuevo, algo que exprese la madurez que ha experimentado. La lírica de un trabajo discográfico, para que sea buena, debe tener sello propio (quinto piso lo tiene) pero también debe ser la evolución de éste a niveles superiores respecto de entregas anteriores, son éstos niveles los que no veo en Quinto piso.

De lo anteriormente dicho debo hacer tres excepciones: Nadie sabe a donde va, La vida está de Luto y niña buena, para mí el resto solo es más de lo mismo con mejores arreglos. Pero, se Puede culpar a Arjona por ser fiel a su estilo, y más aún cuando ese estilo es el que le ha significado tanto éxito? estoy seguro que no, sin embargo habemos algunos que si nos gustaría ver un Ricardo Arjona líricamente mejor.

Definitivamente creo que es así, o es que a usted amigo lector, que al igual que yo gustamos de Arjona y de la buena música, no le da la impresión de que después de canciones como Tú, Me enseñaste, duerme, te acuerdas de mí, minutos, Ricardo Arjona no nos ha vuelto a sorprender gratamente? Yo creo que no, para mi la evolución lírica del artista llega a su máxima expresión en Si el norte fuera el Sur (para mí el mejor trabajo de Arjona). Después de esto, con algunas excepciones en Santo Pecado, todo lo que vino solo fue más de lo mismo.

Sin duda es por eso es que artistas como Alejandro Filio se refiere en tan duros términos a Arjona (incluso le escribió una canción). Pero tampoco hay duda que el estilo del guatemalteco es un sello propio sinónimo de éxito, y que tiene seguidores en toda América; seguidores que les importa un bledo la evolución lírica, que únicamente escuchan historias que les resultan familiares, historias que sienten y sufren y con las cuales muchos se identifican. Quizá este sea el mejor logro de Arjona, quizá esto sea lo que realmente importa. Al fin y al cabo la música es eso.

Además es solo mi opinión.

No digo más