Sin Gracia

Buscaré en ti, un cielo para mis ángeles,
escribiré mil poemas para tus flores
anhelaré lo imposible, renunciaré a lo logrado
seré todo y nada, seré quien tú quieras,
asilaré en mi país al peor de tus ladrones
apresaré a tus brazos cuando se hayan rendido
me levantaré en armas contra tu autoridad
resucitaré de la cruz del olvido
para salvarte de tu credo, de tu verdad.

Viviré bajo tu cielo, moriré hacia tus infiernos
reuniré a tus sentidos, y a los míos
y daré una fiesta por los dos,
vagaré por el desierto de tu vientre
naufragaré en los océanos de tus huecos
iniciaré una guerra entre tus labios
de la cual saldré vencedor,
ahorraré los últimos centavos
y gastaré el tesoro de tu cuerpo
descubriré la verdad sobre tus trampas
y caeré manso entre tus redes
seré el verdugo que decapite tu inocencia
y el cristiano que muera en el bullicio
de tus plebes, y entre tus bestias.

Daré de comer a tu rebaño
mataré de hambre a tus ganas
trataré de no gritar ante tus Gritos
y no tendré piedad cuando te azote
con el látigo demencial de mis caricias.

Trataré de no subestimar tus fuerzas,
Pero advierto, que amo con amor de loco
y la locura que me causa amarte tanto
hace que venza cualquier fortaleza
y me convierte en perro de presa
a la caza de tu madriguera.

Bailaré pegadito a tu cintura
Y mi ardor perturbará tu calma,
rezaré por tu vida, trataré de ser cauto
cuando pasé la espesura de tu selva,
descubriré tus secretos cada día
al mirar tus ojos, en el alba.


La indiferencia nunca visitará esta casa
y la soledad siempre estará invitada
aplacará la rutina de nuestro hastío
y será siempre, la mejor compañía

Ya no me obligues más a ser tu enemigo
Depón tu propósito, yo quiero ser grande
quiero amanecer tocando tu espalda,
quiero despertar mirando tu cara.
Dirige tus dardos hacia otro blanco
por ti muero y mato, no tengo misterios
si amaras tanto como yo lo hago,
no tendría que hacer tantos versos sin gracia
ni me tendrías aquí, sumiso, humillado,
tendré que buscar otro cielo para mis ángeles
el tuyo esta lleno de egos malsanos,
ya verás, princesa, no hay palabra ni poeta
que pueda a tu alma conmover, ni carta
tan mal redactada como esta que escribo,
Y que tu romperás, sin siquiera mirarla.