Como pudiera entregarte la vida
de mi vida y de sus restos,
que de mí, y de mis todos,
no quede nada, ni un cabello
que no conozca la bondad
de tu ternura.
Como pudiera tu dulzura no matarme
ni todos tus desdenes encenderme,
que tus plantas son péndulos crecientes
que marcan mis senderos y mis marchas.
Tan gris, tan bella, como puedo amarte
sin prolongar mis días y mis bienes
como pasar por ti sin derrumbarme
sin encontrar tu nombre en cada estrella.
A donde vayan siempre tus pisadas
allá me llevará mi amor silente,
y a donde tu ansiedad abra sus brazos
te seguirán mis cuitas y mis versos.
Que pobre la sentencia de mi canto
quizá el amor de hombre no me alcance
haré mi propio idioma y mi lamento
y buscaré un amor más grande y hondo.
Deja, mi bien, llevarte a donde no
hay nada más que tú y tus cabellos
negros como una noche en miniatura
donde no existen tiempos ni esqueletos.
Donde el poeta muere entre sus letras
y no hay más verdad que sus momentos
donde tú eres las alas y los vientos
del vuelo sutil de sus canciones.
Escrito algún día del mes de Abril del 2007.
mayo 05, 2007
Crónicas
Te sientas, empiezas a escribir pero de a ratos repasas lo ya escrito y te parece que es una porquería, borras y empiezas otra vez. Esto se convierte en tu rutina a la hora de crear. Recuerdas que tiempo atrás te bastaba sentarte frente al monitor para escribir poemas que después alguien decía que disfrutaba leerlos. Hoy no, ahora no se te ocurre nada solo divagas, alucinas, intentas, tratas, pero todo queda en nada.
Pienso en una mujer de cabello lacio muy negro, sentada debajo de un árbol sobre una manta que sirve de mantel para una canasta típica de un día de campo . Ella sonríe, tiene una blusa suelta color café y un jean ajustado, yo la filmo con una vieja cámara mientras unta con mermelada algunos panes que luego nos alimentaran. Ella dice que me quiere.
Caminamos a lo largo del bosque, no sé donde me encuentro, no sé que hago ahí ni sé quien es esa mujer de pelo negro que me lleva de la mano atravesando árboles y escuchando ruidos de pájaros. -Dime que me quieres- me dice mientras me mira a los ojos. Yo le sonrío, ella es tan bella, me besa y sus besos saben a mermelada.
Llegamos a un lago, un lago que yo estoy seguro haber visto antes pero no recuerdo donde, ella se desnuda sin el mayor recato, como si lo hiciera siempre frente mío, deja su ropa en el suelo y se mete al agua.
-Vienes?- me dice mientras sus manos me invitan a meterme al agua. Me desnudo sin recato como si lo hiciera siempre frente a ella, me meto en el agua, es muy fría. Ella me besa apasionadamente y enciende mi cuerpo; las gélidas aguas no detienen mi líbido y mis ganas por hacerla mía. Mis manos recorren su cuerpo, mi lengua y su lengua en el agua. Estoy seguro que estoy soñando pero no quiero despertar.
Los árboles cercanos se arremolinan por sobre mi cabeza, todo me da vueltas, el sabor de sus labios y su cuerpo se mezclan con una canción de Sting, y todo da vueltas, todo es confuso. solo siento sus manos todo esta oscuro.
Despierto, la luz del sol irrumpe en mi cuarto insolente, hiere mis pupilas. El televisor se ha encendido por la alarma programada la noche anterior y en él agoniza "el profesional", recuerdo haber visto tantas veces esa película.
Yo no quería despertar.
Te sientas, empiezas a escribir pero de ratos repasas lo ya escrito y te parece que es una porquería, borras y empiezas otra vez. Intentas escribir lo que has soñado y lo logras, pero ahora te debates entre hambre y sueño, tu cigarrillo muere lentamente entre tus dedos y lo único que quieres es apagar tu PC y salir corriendo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)