mayo 05, 2007

Crónicas

Te sientas, empiezas a escribir pero de a ratos repasas lo ya escrito y te parece que es una porquería, borras y empiezas otra vez. Esto se convierte en tu rutina a la hora de crear. Recuerdas que tiempo atrás te bastaba sentarte frente al monitor para escribir poemas que después alguien decía que disfrutaba leerlos. Hoy no, ahora no se te ocurre nada solo divagas, alucinas, intentas, tratas, pero todo queda en nada.

Pienso en una mujer de cabello lacio muy negro, sentada debajo de un árbol sobre una manta que sirve de mantel para una canasta típica de un día de campo . Ella sonríe, tiene una blusa suelta color café y un jean ajustado, yo la filmo con una vieja cámara mientras unta con mermelada algunos panes que luego nos alimentaran. Ella dice que me quiere.

Caminamos a lo largo del bosque, no sé donde me encuentro, no sé que hago ahí ni sé quien es esa mujer de pelo negro que me lleva de la mano atravesando árboles y escuchando ruidos de pájaros. -Dime que me quieres- me dice mientras me mira a los ojos. Yo le sonrío, ella es tan bella, me besa y sus besos saben a mermelada.
Llegamos a un lago, un lago que yo estoy seguro haber visto antes pero no recuerdo donde, ella se desnuda sin el mayor recato, como si lo hiciera siempre frente mío, deja su ropa en el suelo y se mete al agua.

-Vienes?- me dice mientras sus manos me invitan a meterme al agua. Me desnudo sin recato como si lo hiciera siempre frente a ella, me meto en el agua, es muy fría. Ella me besa apasionadamente y enciende mi cuerpo; las gélidas aguas no detienen mi líbido y mis ganas por hacerla mía. Mis manos recorren su cuerpo, mi lengua y su lengua en el agua. Estoy seguro que estoy soñando pero no quiero despertar.
Los árboles cercanos se arremolinan por sobre mi cabeza, todo me da vueltas, el sabor de sus labios y su cuerpo se mezclan con una canción de Sting, y todo da vueltas, todo es confuso. solo siento sus manos todo esta oscuro.

Despierto, la luz del sol irrumpe en mi cuarto insolente, hiere mis pupilas. El televisor se ha encendido por la alarma programada la noche anterior y en él agoniza "el profesional", recuerdo haber visto tantas veces esa película.

Yo no quería despertar.

Te sientas, empiezas a escribir pero de ratos repasas lo ya escrito y te parece que es una porquería, borras y empiezas otra vez. Intentas escribir lo que has soñado y lo logras, pero ahora te debates entre hambre y sueño, tu cigarrillo muere lentamente entre tus dedos y lo único que quieres es apagar tu PC y salir corriendo.

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