
Ayer pude notar que los constantes ataques del gobierno a la prensa tiene un eco lamentable en algunas personas.
Aún recuerdo cuando los canales del gobierno pasaban en plenos partidos del mundial propagandas donde hacía ver a la prensa como un ente malvado capaz de todo para conseguir vender noticias, me viene a la mente un comercial donde la pluma de un periodista se convertía en una culebra atacando al televidente. Lamentablemente el discurso victimista del gobierno respecto a la prensa ha sido creído por buena parte de la gente. Aquí algunas consideraciones de mi parte que pretenden ser elementos de juicio y debate mas no verdades absolutas.
La libertad de expresión es el derecho que tiene un ciudadano de decir eso que piensa sin trabas de ninguna naturaleza más que la conciencia propia y el derecho de los demás. Nadie, entiéndase bien, NADIE, puede coartar, censurar o impedir que un medio o una persona diga lo que quiera decir, pero claro, éste, como cualquier otro derecho, tiene limites, y el más importante es el derecho a la honra que tienen los demás. De lo anterior: Todos tenemos derecho a decir lo que queramos (así sea pendejadas o críticas altisonantes, incluso injurias, sí, suena feo pero así es) pero así mismo todos tenemos la obligación de responder por aquello que decimos. Por eso la libertad de expresión no se regula ni se controla solo se somete a la ley una vez ejercido el derecho a expresarse no antes. Eso es libertad de expresión.
Por lo antes dicho, lo que propone la pregunta 4 de la consulta popular, crear un Consejo que “regule los contenidos” (entiéndase pasar por el criterio de un grupo de personas qué deciden qué se publica y qué no), no solo que socava el derecho a la libertad de expresión de la prensa porque existe censura previa, sino que obliga a que la información y la opinión sean sometidas a criterios sujetos a los gobernantes de turno (por un momento olvídese que Correa nos gobierna, hoy es él, mañana puede ser cualquiera) Y eso, por más que crea usted que la prensa es un monstruo de mil cabezas, es algo que no pasa en ningún país democrático porque no es democrático. Así de simple.
El ejercicio periodístico en democracia es un contrapoder pues una de las funciones principales del buen periodismo es desnudar a los gobernantes, hacer ver sus falencias, sus errores y sobre todo lo actos de corrupción. Por esta razón es que la prensa siempre estorbará a quienes encarnan el poder y por eso es que quien pretenda tener el poder absoluto, inexorablemente, pretenderá callar la voz del periodismo. Es así, la historia se ha repetido cientos de veces. Revise usted los casos de Cuba, libia, la Alemania de Hitler o Corea del Norte.
Por tal razón, que la prensa critique a un gobernante es válido, que investigue para buscar actos de corrupción es preciso y necesario, que de opiniones acerca de la labor del gobernante es menester aunque éstas opiniones estén –muchas veces- equivocadas o carezcan de rigor. El pacto tácito al que un gobernante democrático se somete al momento de subir al poder es el que siempre habrá prensa dispuesta a criticarlo o a opinar acerca de su labor. No de su vida personal, porque esa no es lo que importa, sino su gestión como gobernante y al hacer este papel, el periodismo se convierte en periodismo político, insisto, esa es su labor. No hacerlo sería limitarse a ser un ente de propaganda pues a mi modo de ver no hay nada peor que un periodismo sometido, por temor o conveniencia, a los poderes de un gobierno sea cual sea su bandera: izquierdas, derechas, da igual, cuando la prensa es sometida los únicos que perdemos somos los ciudadanos.
¿Ejemplos de cómo la prensa independiente destapa ollas de grillos? Algunos, tomaremos el más sonado: El caso Fabricio Correa. Adivine quien descubrió todo el entramado ilegal detrás de los contratos, sí, fue la prensa independiente. Periodistas valientes que se juegan el pellejo hasta hoy para dar a conocer eso que muchos no querían que salga a la Luz. La primera reacción de Rafael Correa al publicarse la investigación, al contrario de lo que dijo el domingo la cadena del gobierno, no fue ordenar la terminación de los contratos, no, la primera reacción fue defender esos contratos y atacar a los periodistas. ¿No me cree? mire este video. Pero más allá de eso, lo que quiero hacer notar es que no fue ningún medio público el que descubrió la corrupción, fue la prensa independiente. Esa a la que ahora atacan tan ferozmente.
¿La prensa es perfecta? claro que no, el periodista comete errores así como los comete el médico, el ingeniero, el arquitecto, todos. También existe mala fe, por su puesto, como en todo. Sin embargo sepa usted que el activo más importante con el que cuenta un periodista es su credibilidad y que conforme esta se pierde por mentiras o inexactitudes, el periodista va perdiendo lo único que tiene.
El gobierno, lamentablemente, no tolera la crítica y no aplica ni en sus propios medios todo eso que pregona. Habla de información verificada, exacta y oportuna cuando todos los sábados vemos a un presidente que acusa sin pruebas y que insulta a medio mundo por el hecho de no pensar igual que él o por haber recibido una crítica. Si quisieran, medio Ecuador podría demandar al jefe de estado por lo insultos proferidos (recordemos algunos: pitufo, limitadita, perro, acusado de violaciones, momia, gordita horrorosa, idiota, más información aquí).
Para terminar, les dejo una frase de Louis de Bonald, filósofo francés con el que no estoy de acuerdo en la mayoría de sus afirmaciones, sin embargo esta me parece una verdad tan grande como una roca.
“Un Estado puede ser agitado y conmovido por lo que la prensa diga, pero ese mismo Estado puede morir por lo que la prensa calle. Para el primer mal hay un remedio en las Leyes; para el segundo, ninguno. Escoged, pues, entre la Libertad y la Muerte”.
Medite, sepa usted que para los excesos de la prensa hay solución en la ley, pero cuando la prensa calla, los tiranos de cualquier índole, pueden someter al pueblo a toda atrocidad sin que halla voz que informe, confronte y de la voz de alarma.
Por eso voto no en la pregunta 4 de la Consulta Popular.
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