“Serás una paloma en libertad
ya nada, nada, nadie te atará
apróntate a llorar, lo tienes que saber
a veces el amor es cruel
Apróntate a perder, te puede suceder
El amor es cuestión de piel”
Allá en los añorados 80’s, Eduardo Franco, el querido y desaparecido primer vocalista de Los Iracundos le dedicó esta canción a su mujer cuando se separaron. Bien puede ser la canción más triste del mundo, o quizás solo es la canción que más cuadra al estado emocional en el que me encuentro. El hecho es que es una canción hermosa porque se toca en un FA mayor hermoso, con un arpegio que en realidad nunca deja de sonar sutil y hermoso; suave y aniquilador. O talvez es que Eduardo Franco le dice a la mujer de la que huye “Ahora que me voy el tiempo te dará no tendrás que inventar historias. Para poder salir, amor, te bastará tan sólo con abrir la puerta” y te reconoces en la letra y aceptas que perdiste simplemente porque sigues creyendo que el amor tiene un precio que no puedes pagar.
Talvez es la canción más triste del mundo justo hoy.
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