agosto 24, 2012

Adiós

“Poder decir adiós es crecer” reza la frase de Gustavo Cerati en la canción que da nombre a este post. Y no es que crea que es 100% absoluta (de hecho creo que nada en este mundo lo es) pero estoy convencido de que lleva bastante razón el argentino.

Este escrito es un ejercicio de reflexión sobre el acto de desprenderse de alguien a quien quieres o a quien por lo menos te acostumbraste a tener a tu lado y que, por los motivos que sean, debes abandonar o te abandona. El mundo se viene encima, eso lo sabemos, de pronto descubres que el resto de tu vida debes pasarla sin esa persona; que los planes se fueron al carajo y que crece un vacío en el pecho y en el estómago que te desuela y te termina. Todo se torna melancólico y pueril. Te dices para ti mismo que pasará pero el dolor parece que cada vez es más grande. La esperanza, esa que siempre suele jugar a favor, en ese momento no es más que un ruin ejercicio de auto engaño y masoquismo. Al final te recuperas, pero ya no eres el mismo. Nunca lo volverás a ser.

Pero hay adioses y adioses. Pablo Neruda dice adiós de una forma extraordinaria en su poema Farewell donde es capaz de disfrazar con palabras y frases elegantes y sublimes, el reprochable hecho de abandonar a una amante que espera un hijo tuyo. “Yo no lo quiero, Amada. Para que nada nos amarre… que no nos una nada” Escribe Neruda frío y miserable. También hay quien dice adiós de forma más lastimera, Manuel Acuña en Nocturno es buen ejemplo de ello. “¡adiós por la vez última, amor de mis amores; la luz de mis tinieblas, la esencia de mis flores; mi lira de poeta, mi juventud, adiós! Dice Acuña sin escatimar signos de admiración e histrionismo.

El adiós es un final y por ende un nuevo comienzo, siempre. Es imposible no sentir dolor pero es imposible también sentirlo eternamente pues la vida, el cuerpo y el alma no dan para eso. Si eres fuerte (¿Qué es ser fuerte? Pues saber y estar consciente de que siempre, con esa persona o sin ella, con dolor o sin él, al final del día, vas a estar bien, pase lo que pase) sabes de que acabará todo un día y los recuerdos perderán su carga emocional en algún momento, entonces volverás a ser un extraño para aquella persona, alguien a quien la línea de tiempo volvió un recuerdo, alguien que ya no es.

Entonces sabrás que solo es cuestión de tiempo. Entonces lo mejor es darle play a la canción de Cerati, sufrirla un poco y darle tiempo al tiempo.

“Del mismo dolor vendrá un nuevo amanecer”

 

No digo más.

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